Melancolía y otras sacudidas

Abandono el blog por unos días. Me pasa como a eresfea, tendré que buscar Internet en un centro cívico o en el ciber de la calle Domingo Beltrán de mi ciudad para poder hacer mi crónica semanal. Sí, queridos, me voy a casa. Mañana. Juré y perjuré, después de la última experiencia con el abuelete salido, que no volvía a casa en Bilmabús más, pero... no había otra cosa. En realidad quiero teletransportarme. Hacerme una bolita envuelta con cinta adhesiva y que mañana me lance Jm a primera hora en mi asiento y aparecer en unos segundos en Vitoria, pero no va a poder ser, claro. Llegaré por la tarde, pero llegaré mañana. Le di esperanzas a Lucía de pasar por Madrid pero al final la pereza, la melancolía... o qué sé yo me hicieron buscar viajes "directos". Estoy cansada de arrastrar la maleta de un lado para otro. Estoy cansada sin más. Tranquilos, no es la sensación de los días anteriores a la criptogénica fecha. Es, no sé, otro tipo de cansancio. Me agobia la velocidad que llevan los coches en Murcia, la sensación de vivir siempre en peligro en las zonas semipeatonales, ese lema de "primero el coche y luego el peatón" que siguen en esta ciudad, la ocupación de las aceras por gente que jamás se aparta para dejarte pasar (aunque lleves 4 bolsas del supermercado, una garrafa de agua y el maletín del trabajo). O me aparto y le digo "De nada" con ironía o le arreo con lo que lleve en las manos (no hay nada como una buena leche en la pierna con la garrafa de agua). No sé, sé que necesito respirar otro aire (que no suene a ibarretxe, claro). El otro día le arreé a una universitaria de primer año con mi bolso lleno de cosas (la próxima que se aparte). Jm dice que su cara de sufrimiento era un poema... El mal genio Torrado se duplica (lo veo) y no quiero que me llegue el arrebato y le pille a los más cercanos.. y les roce sin querer con mi bolso de mal humor.

Sí, necesito un cambio de aires. Volveré renovada, lo prometo.