¡¡¡A casita!!!

Por fin. Mañana llegaré a casa a eso de las 17:00. Saldré de Murcia en el autobús que va al aeropuerto de Alicante, a eso de las 9 de la mañana. Esperaré un rato leyendo Auster y volaré rumbo Madrid. De 13:30 a 15:30 patearé Barajas, volveré a leer Auster y de nuevo, al avión. Esta vez rumbo a mi ciudad.
Me esperan cinco días de actividad, saludos, historias que contar, sonrisas, besos, abrazos, encuentros hasta el miércoles santo que de nuevo regreso al sudeste pero a Calpe, en vez de a Murcia. Según llego me voy con mi madre a marearla y a merendar (no la voy a dejar sola después de que ha cancelado su visita al plató de la ETB, al programa de Klaudio Landa). El fin de semana será familiar (visitar a mi cuñada que está de 8 meses, ver al feliz futuro papá, ver a mis abuelas...). Lunes. Donosti. Filmoteca. Con amigos incluidos (Josean, Ander y Patri). Martes. Pamplona. Con Sira, Elea, Bea, Antonio... y Cristina y el otro futuro papá feliz. El miércoles me meto en un coche y rumbo a Calpe. Esa misma tarde me tiraré en la playa y no querré saber nada de nada ni nada de nadie.
Mientras, hoy tengo clase. Es la fiesta de Filosofía y los jóvenes que iban de botellón hacia el campus no me han dejado leer con tranquilidad. Por fin entiendo a Juanma cuando menciona el MP3 para el autobús. Sí, no por la música, sino para dejar de oir las sandeces que se pueden decir en un autobús de línea. Lo dicho, no sé cuántos me vendrán a transformar una noticia del periódico a lenguaje de informativo de televisión 3 de la tarde... pero, por favor, que pase pronto...
Besitos a todos, hasta la vuelta. Os deleito con un cartel de esos antiguos, un preludio de una experiencia en la última boda en la que estuve, con baile y todo. Pasadoble: cocidito madrileño. A la vuelta os lo cuento.