Et repicando

Todo el mundo me cita para el viernes. "Nos veremos un rato", "el viernes hablamos"... Todo estaría bien si la cita no fuera a 500 km. de mi lugar habitual de residencia. Lo siento. No puedo ir a Pamplona. Sé que mis amigos todavía piensan que el viernes voy a hacer mi aparición estelar en medio de la tesis de Bea y aunque quiera no va a poder ser.
Me lo impiden dos cosas: Un curso de profesores en Murcia el jueves hasta las 8 de la tarde y las advertencias de mi madre.
Sí, ama, no vuelvo hasta Semana Santa. Me gusta mucho ir a casa (y no por el bilmanbús que digamos) pero esta vez me va a ser imposible.
No se puede estar "en misa et repicando", como dice Antonio, y los deberes son los deberes. Así que mientras vacío el periódico "La verdad" buscando noticias sanitarias este viernes con Carmen, Bea defenderá con uñas y dientes las biografías del siglo XIX; cuando todos celebréis en la sobremesa el fin de esos años de dejarse los ojos en la BNE de la rubia más cariñosa que conozco, yo estaré comprando un sofá-cama en Molina de Segura y por la noche... cada uno lo celebrará como pueda.
Como sé que la mafia arropará estupendamente a la futura doctora, sólo tengo que decirte, rubia, que mi alma y mi corazón en ese momento estarán contigo.
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