Feliz Navidad

Ya no queda nada. La pedrea que nunca toca, el vino caliente de nochebuena, el reencuentro con la familia, los regalos del amigo invisible, las zapatillas con regalos de calcetines el 6 de enero... Esta navidad para mí va a ser especial por muchos motivos: por fin, puedo escenificar el famoso anuncio de "vuelveeeeeeeeee a casa vuelve..., por Navidad". Sí, llevaba años fuera... pero no es lo mismo volver en el tren de Pamplona que en el Bilmanbús desde Murcia. 11 horas no te las quita nadie. Las mismas que va a recorrer el filósofo para verme. Quién me iba a decir a mí el año pasado mientras preparaba paquetes navideños con pinos, papanoeles y demás parafernalia para todos los Eroskis de España que este diciembre iba a vivir en Murcia, iba a encontrar a la mejor "untadora" de tomate y aceite en el pan mañanero de la Pepi del barrio del Carmen, que iba a encontrar a unos padres adoptivos a mi edad... y ¿qué me decís del hombre de mi vida? 30 años buscándolo y el tío se paseaba tan ricamente por el barrio de Santa Eulalia, iba al cine, a la filmoteca, leía libros de Gorostiza, escuchaba a Miles Davis... Si todo consistía, Nanel, en meterse en un ascensor... y ponerse unas alas, gitano, para volar... Vale, prometo meterme en maceración en un bote de almíbar. Susana al almíbar... se despide hasta enero. Feliz Navidad, feliz comienzo de año. A los de Pamplona y Vitoria nos vemos estos días y al filósofo lo de siempre: "sí, quiero, ahí tienes al Olentzero".