Lluvia

Me aburro en el despacho. Intento acabar el maldito curso de la universidad para saber manejar el programa informático que te ayuda con las asignaturas pero no me deja acceder (toda una paradoja). Esta mañana no llovía pero cuando he intentado levantarme para ir a caminar con Carmen a las siete el suelo mojado del bar de enfrente me ha servido de excusa para no levantarme... Ha ido sola a caminar y después por una serie de malentendidos también ha desayunado sola mientras pensaba que yo iba a aparecer a comerme esas maravillosas tostadas de pan gallego, tomates murcianos y aceite virgen que prepara con tanto cariño de madre adoptiva todas las mañanas... Pobre, se ha quedado compuesta y con la tostada en la mano... Todo por un despiste mío. Tercer malentendido, "vale, la niña no viene a desayunar pero vendrá a recogerme para subir a Espinardo"... pues tampoco. Cuando ha sonado el telefonillo de mi casa a las 8 y media he pensado que ya salía pitando a pillar el bus que nos trae a la facultad pero en realidad era entonces cuando iba a casa a desayunar, ducharse y arreglarse toda guapa de rosa intenso. En fin, mierda de mañana. Y yo, como tonta, pensando que todo estaba bien. Sé que me va a perdonar mis despistes pero sé también que se ha llevado un disgusto enorme y el problema es que se los seguirá llevando porque es demasiado buena para este mundo de despistados y locos. Pero gracias a ella y a personas tan "preocuponas" como ella el mundo sigue girando y funcionando bien. Gracias Carmen por ser así y de nuevo un perdón enorme.